Este es el llamado Potaje de Vigilia que popularmente acompaña el menú de los viernes de Cuaresma en muchas partes de España. En mi casa recuerdo que mi madre era fiel a la tradición, y en ésta época del año semana tras semana nos lo preparaba para disgusto de mis hermanos y mio, que no nos gustaba nada. Menos mal que para compensar Cuaresma significaba también torrijas, que nos encantaban a todos.
Aunque recetas hay muchas, yo he tratado de ajustarme al potaje que se preparaba en casa, he querido volver un poco a mis orígenes y respetar tal cual lo he visto hacer desde niña... eso sí, debo reconocer que aprovechado las ventajas que tenemos ahora y he utilizado un bacalao ya desalado en el punto justo y unas espinacas ya limpías y preparadas para ser utilizadas... ¡si me viera mi madre me echaría una bronca!
POTAJE DE VIGILIA
Ingredientes:
- 500 g. Garbanzos
- 400 g. Bacalao desalado
- 1 Paquete de espinacas frescas y limpias
- 1 Puerro
- 1 Zanahoria
- 1 Cebolla pequeña
- 2 Huevos duros cocidos
- 2 Dientes de ajo
- 1/2 Cucharita de harina
- 1 Cucharita de pimentón
- Aceite de oliva virgen
- 1 Hoja de laurel
Elaboración:
Ponemos los garbanzos en una olla, que previamente habremos puesto en remojo durante 12 horas, añadimos el puerro, la zanahoria y la hoja de laurel, y cocemos a fuego medio durante alrededor de hora y media o hasta que veamos que están cocidos.
En otra cazuela ponemos agua a calentar, cuando comience a hervir añadimos las espinacas limpias y dejamos tan solo unos segundos. Posteriormente pasamos a un bol con agua helada, las escurrimos bien y reservamos. De ésta manera le quitamos lo que mi madre llamaba "verdín", y el sabor es mas suave.
Alrededor de 15 minutos antes de terminar la cocción de los garbanzos, ponemos un poco de aceite de oliva virgen en una sartén y añadimos los ajos. Cuando comiencen a dorarse añadimos la harina y la tostamos unos segundos, agregamos entonces el pimentón, retiramos rápidamente para evitar que se queme y pueda amargar, y volcamos sobre la cazuela con garbanzos.
Añadimos las espinacas escaldadas y escurridas, el bacalao cortados en trozos regulares y los huevos duros rallados. Dejamos cocinar unos minutos hasta que se integren todos los sabores. Servimos
Qué pintaza y qué fotos más bonitas!
ResponderEliminarBesote
a este potaje no le digo yo q no!!! menuda pinta y menudas fotos!!!
ResponderEliminarUn lujo y una tradición también en mi casa que espero conservar muchos años. Unas fotos preciosas. Besos
ResponderEliminarGuauuuuuu que rico y que fotos !!!!! Espectaculares !!!! Besos
ResponderEliminarHola Carmen! Recuerdos que nos acompañan toda la vida y recetas que no deben perderse. Supongo que ahora lo disfrutas más que cuando pequeña este potaje. A mi me fascina! Besos
ResponderEliminarMadre que rrrico!!! Y las fotografías cada día las haces más bonitas.
ResponderEliminarParece que se ha esfumado el comentario que te acabo de hacer. Te decía que me parece una receta extraordinaria, mi madre también lo solía hacer en Semana Santa y a mi me parece un plato delicioso. Te ha quedado riquísimo y la puesta en escena es una preciosidad, me ha encantado!!!
ResponderEliminarBesos,